En marcha, amigos…
Son muchas las cuestiones éticas y culturales que distinguen a unas culturas de otras, pero probablemente la más sutil, y la que mayores diferencias origina en el funcionamiento de una sociedad es la importancia que concede a la ley de oro o la ley de hierro. Dependiendo de cual de las dos leyes prefiera una nación o su sociedad, así será su desenvolvimiento.
La ley de oro suele ser la base de las sociedades cristianas, aunque su origen es anterior al cristianismo: no quieras para los demás lo que no quieres para ti mismo. Según esta ley, la base de lo que es aceptable y deseable se establece en los propios deseos y las propias limitaciones. Según la ley de oro debemos comportarnos con los otros como queremos que ellos se comporten con nosotros. Esta ley lleva usualmente a la tolerancia, al perdón de los errores, a la segunda oportunidad y, en general, a sociedades con normas flexibles, cierta clemencia con las equivocaciones y los males ajenos y una teórica búsqueda de aquello que nos hace un poco más fácil la vida como conjunto.
La ley de hierro dice, en cambio, que puedo exigir a los demás aquello que me exijo a mí mismo. Si yo puedo comerlo, tú puedes comerlo. Si yo puedo hacerlo, tú puedes hacerlo. Si yo pudo vivir sin calefacción también tú puedes. En esta ley se basa la exigencia a los demás de un cumplimiento estricto de las normas, la rigidez de las leyes y la condena a la debilidad del prójimo. Es la ley de la exigencia en favor del grupo social. Es la ley que indica que, si conviene, todos debemos reducir nuestros derechos en lugar de pedir “como el que más”. Para la ley de hierro, todos deben trabajar como el que más y todos deben exigir como el que menos.
Los individuos son más felices en la ley de oro. Las sociedades son más justas en la ley de hierro. En general. O eso dicen.
¿Ejemplos de la ley de oro? España, Italia, Francia, Grecia…
¿Ejemplos de la ley de hierro? Suecia, Finlandia, y sobre todo Alemania y Japón…
Buen inicio para un debate, ¿no?
